26 de septiembre de 2008

APRENDIZAJE COTIDIANO nº 1: Se pueden regalar 3 nubes con sólo 14 letras

Lo sostuve en mi nick del msn, y supuse que merecía una entrada aquí
Uno no regala por regalar. Es todo un proceso, que implica la reflexión más profunda de las relaciones humanas. Si, y no exagero.
Al momento que sabemos que tenemos que hacer un regalo, pensamos: "¿da?". Pero en estas simples dos letras se esconde, como decía, la reflexión de si es apropiado para la relación que tenemos con la otra persona. También buscamos no caer en lo común, que tenga un significado (o si no, que lo cobre) para el que lo recibe, que muestre el aprecio que sentimos por el otro sin quedarse corto, pero tampoco sin exagerar.
¡Y recibir un regalo! Que momento! Si es en cumpleaños, el hecho de que el otro no solo se haya acordado sino que se haya tomado la molestia, tiene su gustito. ¿y si no nos gusta?
Bueno, viendo que podría decirse mucho acerca de los regalos, voy a ir cerrando la idea.
¿sencillo? Los regalos tienen que salir de corazón. No importa cuando, no importa qué, no importa quién, no importa por qué. Importa que sea desde el alma.
Es entonces que nadie se preocupa si le regalan algo muy caro, o unas sencillas pero sentidas palabras.
Así que ya saben: A REGALAR DESDE EL ALMA MI GENTE!!

Desde ya, muchas gracias.

P.D: Si tengo que recomendar, recomiendo catorce letras: "te quiero y mucho"
Recuerden que si no es del corazón, no sirve mucho.

15 de septiembre de 2008

¿Pongo la pava?

El mate no es una bebida.
Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida.
En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?". Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los malos .

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón. Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: ¿Dulce o amargo? El otro responde: -Como tomes vos.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser "grande" ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena, la charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y viceversa.
Es la sinceridad para decir: basta, cambiá la yerba!
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, ¿está caliente,no?
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

Ahora vos sabes, un mate no es sólo un mate...