26 de noviembre de 2008

tenemos que hablar... DE OTRAS COSAS!!

Trabajo hace unos meses en un quiosco, lo cual me permite tener un breve contacto y no tanto con unas 300 personas por día.
Generalmente son las mismas: vecinos, gente que trabaja en los negocios de la cuadra...

Uno con el pasar de los días aprende que es lo que lleva cada uno.
Luisa sus Derby suave, Joaquín con sus Benson, los "5,40" de Genaro (coquita+marlboro box"), el turrón del Colo...

Pero además, aprende de qué va a hablar cada uno.
Este último es el más fácil de todos en estos días, porque los temas se reducen notablemente.

Me tomé el trabajo de anotar y tabular los temas y las preguntas introductorias de los mismos, que mis interlocutores/clientes eligen para entablar nuestra brevísima conversación:

*Monedas: 139 personas ("¿qué tema las monedas, no?" es la más común)
*inflación: 325 personas ("che que caaaro! como aumenta todo, eh?!)
*ley de glaciares: 0 personas
*desnutrición infantil en el país: 0 personas
*"Artaud": 1 persona, re piola el gordo ("qué discazo" dijo)
*el calor: 233.443.771.889.230 personas
*calentamiento global ( producto de la contaminación y principal causante del calor que putea todo el mundo): 0 personas


BASTA DE HABLAR DEL CALORRR
HACE 7234 AÑOS QUE EN NOVIEMBRE EMPIEZA A HACER CALOR
PERO AHORA MAS, ¿POR QUÉ?
PORQUE CONTAMINAMOS SEÑORES!
Y NOS CAGAMOS EN ESO!
Y NOS PREOCUPA MÁS QUE PASA EN EL "BAILANDO" (existe todavía eso? un mes hace que no miro tele)
NO VAMOS A SOLUCIONAR NADA HABLANDO DEL CALOR.
ASÍ QUE PRODUZCAMOS CONVERSACIONES O MÁS PRODUCTIVAS, O BIEN MÁS FAVORABLES A LA SALUD DEL QUIOSQUERO.


BASTA, EN SERIO, POR FAVOR.
ENCARECIDAMENTE.
TENEMOS QUE HABLAR...DE OTRA COSA!!!


desde ya, muchas gracias

17 de noviembre de 2008

Se lo conté a mi hermana anoche. (Se llama Lucía, por si les interesa)

Había una vez un chico que se quería robar el arcoiris.
Este chico se llamaba Alfredo. Como no podía decirle a la mamá "vieja me voy a robar", le dijo que se iba a cazar pajaritos. Un vándalo el pibe.
Pero como tampoco podía ir solo, debió pedirle ayuda a su amigo Ernesto.
Ernesto era muy ágil, muy veloz. Un amigo fortachón y testarudo, de esos que todos quieren tener entre su barra en caso de alguna afrenta.
Y allá iban Alfredo y Ernesto, en pos de una tormenta que precipitara su alivio de sedes sobre la vida.
No tardó mucho en llegar la lluvia. Casi lo mismo que tardó en parar.
Al mismo tiempo que paraba, el objeto de deseo de estos amigos se hacía presente en el firmamento.
Decidieron ir cada uno a un lado del susodicho, con la intención de rodearlo.
Alfredo iría por la derecha, y Ernesto iría por la izquierda.
Empezaron a correr cada uno hacia su punta. Todo marchaba bien, y el arcoiris estaba al alcance de ambos. Hasta que Alfredo se cayó. Se tropezó con su rifle, el que llevaba para cazar los pajaritos que le había mentido a su madre.
Pero Ernesto continuaba. Enloquecido, se sorprendió al oir una voz que le decía:
-Hey, flaco, ¿a dónde vas?
¡ERA EL ARCOIRIS!
-esteeemm...yo iba...a buscarte para llevarte a casa. Andamos con ganas de pintar y queríamos raptarte, secuestrarte y que nos llenes la casa de color.
-No es necesaria tanta violencia Ernesto
-(guau!sabe mi nombre! el arcoiris sabe mi nombre) y...bueh..¿cómo podríamos hacer si no?
-mirá, vos coneguime una nena que se llame Lucía y cerramos trato IÁ
-¿posta? entonces...vamos a un orfanato y buscamos, ¿dale?
-meta nomás cumpa!
Allá fueron los dos nuevos amigos, en busca de esta niñita. Y la encontraron, claro que sí.
Y desde ese hermoso día, en cada casa que viva una niña llamada Lucía, el arcoiris
se hace presente inundando de colores las paredes, las risas y los abrazos.


~Y colorín colorado, ese techo fue pintado~